Artemisa

Identidad, historia, personalidades

Descargue el libro: Inquisiciones.

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Inquisiciones 900x0

Los orígenes de Inquisiciones se encuentran en un momento de prácticas de escritura, por así llamarlas, a partir de las cuales comprendí por qué el tono a veces ensayístico de mis novelas parecía tan natural como el aliento novelesco, o ficcional, de ciertos ensayos que empecé a concebir hará siete u ocho años.

Al detectar esa mutua contaminación que, en lo que a mí toca, era lo más natural del mundo, me di cuenta de que, si bien todo iba a parar a la ficción  ̶ incluidos mis modelos de lectura ̶ ,  no dejaba de ser recomendable hacer un alto, mirar en torno y descubrir cuáles eran esos textos que, sin dejar de ser ensayos, estaban a punto de viajar hacia la dimensión de lo intergenérico.

Un repertorio como este, centrado en la narrativa cubana y en lo que llamo el espejismo del texto, tiene por lo menos una utilidad personal: se trata de mi yo ensayístico en estado más o menos puro.

Hay otra ventaja, acaso la mejor: son escrituras que intentan compartir entusiasmos por ciertos libros, revelar misterios, seguir ciertas rutas y establecer una suerte de relato exegético sobre la narrativa cubana contemporánea.

El espejismo del texto es la modelación paulatina del texto, un proceso anómalo que niega la fijeza de los libros. Al cabo  ̶ lo he señalado en varias ocasiones ̶ , uno no escribe sobre un libro, sino más bien sobre la imagen de un libro, o un conjunto de imágenes transitorias, superpuestas, evanescentes y, sin embargo, auténticas. Una de mis ambiciones es la de intervenir, despedazar y recomponer las convenciones de la lectura.

Hoy tengo la suerte, pues, de poder reunir en Inquisiciones algunos hitos.

Los orígenes de Inquisiciones se encuentran en un momento de prácticas de escritura, por así llamarlas, a partir de las cuales comprendí por qué el tono a veces ensayístico de mis novelas parecía tan natural como el aliento novelesco, o ficcional, de ciertos ensayos que empecé a concebir hará siete u ocho años. Al detectar esa mutua contaminación que, en lo que a mí toca, era lo más natural del mundo, me di cuenta de que, si bien todo iba a parar a la ficción  ̶ incluidos mis modelos de lectura ̶ ,  no dejaba de ser recomendable hacer un alto, mirar en torno y descubrir cuáles eran esos textos que, sin dejar de ser ensayos, estaban a punto de viajar hacia la dimensión de lo intergenérico.

Un repertorio como este, centrado en la narrativa cubana y en lo que llamo el espejismo de texto, tiene por lo menos una utilidad personal: se trata de mi yo ensayístico en estado más o menos puro. Hay otra ventaja, acaso la mejor: son escrituras que intentan compartir entusiasmos por ciertos libros, revelar misterios, seguir ciertas rutas y establecer una suerte de relato exegético sobre la narrativa cubana contemporánea.

El espejismo del texto es la modelación paulatina del texto, un proceso anómalo que niega la fijeza de los libros. Al cabo —lo he señalado en varias ocasiones—, uno no escribe sobre un libro, sino más bien sobre la imagen de un libro, o un conjunto de imágenes transitorias, superpuestas, evanescentes y, sin embargo, auténticas. Una de mis ambiciones es la de intervenir, despedazar y recomponer las convenciones de la lectura.

Hoy tengo la suerte, pues, de poder reunir en Inquisiciones algunos hitos —referencias, señales— de mis desplazamientos, marchas y contramarchas por mis ancestros cubanos, por mis contemporáneos, por mis coetáneos. Por libros que me formaron y me deformaron.

Por unas poéticas en las que creo y por otras de las que podría descreer ahora mismo, sin ser irrespetuoso. En definitiva, no soy un profesor ni un académico. Ni siquiera un crítico.

Tan solo un escritor que, con el anhelo de persuadir, habla de otros con distintos grados de pasión, referencias, señales— de mis desplazamientos, marchas y contramarchas por mis ancestros cubanos, por mis contemporáneos, por mis coetáneos. Por libros que me formaron y me deformaron.

Por unas poéticas en las que creo y por otras de las que podría descreer ahora mismo, sin ser irrespetuoso. En definitiva, no soy un profesor ni un académico. Ni siquiera un crítico.

Tan solo un escritor que, con el anhelo de persuadir, habla de otros con distintos grados de pasión.

 

Cubadebate.

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