Jesús Herrera le pega al balón como si cada punto fuera el último. Con él saltan Artemisa y su poblado de Las Cañas, a los que ha elevado a lo más alto del mundo. Le apasiona rematar, y tal vez esgrima esa fuerza cual carta de presentación del voli de Cuba, ese que invade la liga italiana a golpes de puro talento.
Siempre pide la bola. Sin titubear, salta y desde la bazuca que tiene por brazo izquierdo envía la pelota a toda potencia. Tal vez falle o lo bloqueen, pero ese coraje de líder imprime fe. Se ha ganado la confianza de sus compañeros, de los cubanos amantes del voli y de los aficionados de los clubes en los cuales ha militado.
El espigado voleibolista de 27 años suma un cetro tras otro: con la selección nacional ganó la Copa Panamericana Norceca Final Six, la Copa Challenger organizada en Corea y el Norceca Panamericano de Canadá; con el Perugia, triunfó en la Supercopa italiana, la Champions League Volley, el Mundial de Clubes…
Su servicio agresivo y ataque espectacular hacen las delicias dondequiera que juega. Hoy en el mejor equipo de la mejor liga del planeta, entre verdaderas estrellas, igual consigue brillar.
–¿Qué piensas de que Ligas tan competitivas como las de Argentina, Brasil, Francia e Italia vinieran en tu busca?
“Tengo que darle a Osniel Melgarejo todas las gracias de que me llamaran a la liga argentina. Sin él no habría salido en ese tiempo. Luego el buen papel durante los años contratado me llevó a las ligas francesa e italiana. Siempre he jugado como un campeón; por eso me buscaron”.
-¿Cómo te has ganado que en Perugia te llamen Bazuca?
“Me lo puso Gino Sirci, el presidente del club, porque le pego fuerte al balón. Me gusta ese sobrenombre. Como un arma destructiva, cada vez que envío la pelota a cancha es punto seguro”.
-¿Cuánto significó para un artemiseño el triunfo en la CEV Champions League Volley?
“Es algo muy bueno porque, aparte de Yoandy Leal, que era artemiseño, ahora estoy yo, y entonces jugar algo así, ganarlo, quedar de primero en el grupo nos otorga más posibilidades de ser campeones de la Copa Shelton”.
-¿Y qué sucedió en el Mundial de Clubes?
“Ganar el Mundial de Clubes con el Perugia fue histórico. Ha traído muchos más fanáticos y más contratos.
“Un partido tan parejo, donde en un momento estábamos sufriendo y el entrenador me dice ‘debes entrar y poner los c… ones’ (así mismo), fue suficiente para saber que era todo o nada. Y la verdad me salió bien. También cuando salí a las gradas, recuperé la pelota y marcamos ese punto clave. Puedo decir que es lo mejor que me pasado.
“Jugar con Wilfredo León y en contra de otros voleibolistas de alto nivel, como Robertlandy Simón, me ha aportado una enorme experiencia, lo mismo técnico-táctica que en la exigencia. Todos saben que la italiana es la mejor liga de volibol del mundo”.
-Haber sido el máximo anotador en el Campeonato Mundial de Eslovenia-Polonia, entre las mejores figuras del orbe, confirma que en el deporte es esencial el talento, pero vale mucho la dedicación.
Tener el talento desde pequeño es algo buenísimo, pero si no le dedicas tiempo no lograrás nada. En determinada etapa no apreciaron mi talento, pero nunca desistí; me mantuve preparándome, esperando mi momento, y me dio resultado. Ser una de las principales figuras en la clasificatoria del Mundial, el mayor anotador en la fase regular, fue muy importante para mí.
“Ahora ya han visto mi repertorio, que sí puedo integrar la selección nacional y ha llegado la hora”.
-Algunos especialistas aluden a que aumentarías tu rendimiento considerablemente, si perfeccionas el servicio.
“El rendimiento siempre puede aumentar. Nunca llegas al límite, solo hay que perfeccionar las áreas en que cometes errores. Y sí, debo mejorar el servicio, pero la responsabilidad que he tenido hasta ahora en cada club no me deja mucho tiempo: o hago el punto o no; confían en mí para marcar y tiro. Me va bien; de todos modos, lo sigo entrenando y espero tener mejores resultados este año”.
-El equipo Cuba ha tenido excelentes atacadores. Mientras, el servicio y el bloqueo mejoran y decaen durante los partidos. Pero muchas veces los errores no forzados arruinan el resultado. ¿Cómo será posible revertirlos?
“Somos un equipo joven, lo cual no significa que no tengamos suficiente experiencia para jugar mejor y errar menos. Tiene que ver con el cansancio, pues viajamos con un solo equipo a todos lados. No nos presiona, pero sí resulta difícil estar siempre en condiciones óptimas para encarar una competencia de alto nivel.
“En nuestras ligas jugamos muchos partidos y no tenemos tiempo de recuperarnos. Por supuesto, eso no nos quita responsabilidad ninguna; si reducimos a la mitad esos errores, podremos vencer a más equipos de nivel mundial”.
-Hace poco tiempo, la selección nacional adolecía de estrellas como tuvo siempre. En cambio, ahora existe una saludable competencia por ser titular como opuesto.
“Para mí es algo importante que tengamos estrellas en mi posición, de verdad, como Maikel Sánchez, como Miguel David Gutiérrez. Nos exige. Nos conduce a ser mejor que el otro. Me gusta esta competitividad. Así, si alguien está mal puede jugar el otro. Si uno se lesiona, tienes dos de repuesto. No tengo que ser yo porque estoy jugando en Italia, sino quien mejor esté, sin que nadie se moleste”.
-Si tu papá jugaba baloncesto, ¿por qué elegiste el voli?
“Me apasiona mucho más. Nunca vi jugar a mi papá, pero sí a mi hermana, y fue una emoción y un interés en común. Su carrera me inspiró”.
Has jugado en Argentina, Francia e Italia. Has intervenido en todo tipo de competencias, en representación de clubes y de tu país. Pero, en medio de tan extraordinario éxito, existen otros momentos también especiales en tu vida.
“Al terminar la liga, solo pienso en encontrarme con mi familia, uno de los momentos más importantes, como el de ver a mis amigos, a mis vecinos, de pasar tiempo con ellos hablando de lo que he hecho fuera, de lo que ha pasado en Cuba, de cómo va todo.
El pueblo, especialmente mis vecinos, son muy respetuosos, agradecidos y me quieren mucho. Lo haya hecho bien o mal, siempre al regresar a Cuba de una competencia me preparan un cálido recibimiento. Me escriben por Whatsapp, Facebook, Instagram o por cualquier vía. Me saludan y preguntan cómo estoy. Tener algo así vale mucho.
“Las Cañas es un lugar humilde, pero a mí me encanta. Representa el 50% de mi vida. En ese pequeño pueblo me crié, di mis primeros pasos, es donde vivo y donde pienso morir, porque no voy a salir nunca de allí”.
Tomado del artemisadiario
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