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Los Marchante, a una vuelta al Sol

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Casi nunca ni en febrero el día 14, ni en marzo el 8, tampoco el segundo domingo de mayo, los cumpleaños o para la fiesta de graduación, evadimos la tentación de compartir un dulce, y si al llegar al estante la variedad y “apetitoso diseño” advierten la calidad, salimos con la golosina, sin importar —muchas veces— destinos y costo.
 
¿En manos de quienes descansa esa satisfacción en Artemisa? ¿A dónde vamos los artemiseños a saciar tal placer? Pocas son las respuestas, y las seguras están en manos de las nuevas empresas, capaces de burlar el embargo comercial que impide a Cuba compras en el exterior.
 
Es así como martes y jueves, de 3:00 a 6:00 de la tarde, son los lapsos de tiempo en que los artemiseños adquieren más repostería, afirma, según su estudio de mercado, una de las Mipymes que elabora panes, dulces y productos de chocolate, en la cabecera provincial.
 
Antes incursionaban en el Trabajo por Cuenta Propia (TCP), pero Los Marchante, un año después de comenzar en esta nueva forma de gestión, ganan adictos, y tal vez el secreto ande por la estabilidad en sus ventas, la diversidad de sabores, colores, texturas; incluso con variantes degustadas por primera vez entre los lugareños.
 
¿Cuántos son, qué hacen, cómo, de dónde importan materias primas, habrá encadenamiento con otras entidades?, ¿Por qué esos precios? ¿Qué aportan? ¿A dónde van sus planes?
 
En principio, solo algunas de las tantas interrogantes frente a un joven Ingeniero Hidráulico, quien en primera persona describe sus empeños y los de unos 20 trabajadores que le acompañan desde hace un año este marzo.
Y sí, es él quien dirige a base de harinas, azúcar, crema vegetal, leche en polvo y condensada, polvo de hornear, levaduras, mejorador, coberturas de chocolate, mantequilla, mermeladas…, a una empresa que se posiciona en el andar citadino.
 
Manuel Gámez Marchante, asegura que la especialidad de la cual se graduó en la Universidad Tecnológica de la Habana, conocida como CUJAE, le ha dado “la sutileza, el ingenio y la mente abierta, para echar a andar el negocio, aunque a simple vista no tenga una relación estrecha entre su profesión y su oficio”.
 
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Encadenamiento productivo, aún quimera

Después de trabajar ininterrumpidamente durante 12 meses, no hay barrera que no sea capaz de franquear, insiste el joven treintañero.

“Los comienzos son casi siempre complicados. Pasamos bastante trabajo. El equipamiento es fundamental, y muchas de las máquinas y hornos son reconstruidos, tienen desgaste, se queman los motores, todo es obsoleto.

“El ámbito empresarial exige documentación y contratos, y no estábamos capacitados como TCP para cumplir esa impronta; mientras, las entidades con las cuales debemos tener relaciones no desestiman en su actuar la burocracia y la lentitud, más allá de otras fisuras a lidiar.

“Sin embargo, vale mencionar la atención del Gobierno, la Administración, la empresa Eléctrica, el Banco, entre otras, con su total apoyo en función de avanzar, después de la reconversión de cuentapropista a empresario.

“Punto aparte en este año han sido las materias primas, importadas casi en su totalidad. Traer azúcar de Colombia y Brasil, y otros productos de México, España, Italia… encarece cada marquesita, tartaleta o pastel a la venta”.

“¿De producción nacional? Nada, salvo el huevo, pero con una oferta muy limitada que no satisface nuestra demanda”, reconoce Rolando Ortega Canals, administrador de la Mipyme.

“Con la Empresa Lácteos Artemisa ni siquiera mantequilla. Compramos 25 kilogramos a 400 dólares en el mercado internacional. Podemos convenir con entidades locales o cooperativistas el pago en MLC, pero no ha sido posible”.

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¿Alianzas entre actores económicos?

En solo un año, la forma de gestionar con independencia y garantías, potencia el crecimiento de la producción; sin embargo, el espacio de unos 200 metros cuadrados limita la dinámica diaria.
 
Allí confluyen procederes varios, entre estos la mezcla y el horneado, en unas cinco máquinas y dos hornos… más unos diez trabajadores como mínimo; el proceso final, y hasta la comercialización mayorista.
 
Tenemos en puerto seguro la nueva tecnología procedente de China que mejorará los surtidos y la cantidad. ¿Dónde instalarlos es la paradoja? Las miradas se acercan a entidades estatales de su tipo, que podrían ser arrendadas y ajustar producciones, pues las vidrieras de estas no son tan halagüeñas: mermelada de guayaba en dos formatos (100 y 450 pesos) es un ejemplo de cuanto se exhibe por días en céntricas unidades afines con la repostería.
 
“Entre conversaciones y entendimientos con el Grupo Empresarial Artemisa andamos, pues convenir dónde, qué hacer y hasta cuándo, podría abrir un nuevo espectro en la comercialización de panes, dulces y productos de chocolate, que anhelamos tener en oferta las 24 horas del día”, explica Ortega Canals.
 
¿Y los precios? Vuelve a ser la interrogante latente. Asegura que “tienen hecho un estudio de horarios y variedades de productos para acercarse a cada sector poblacional, y en función de eso prevén variedad, lo cual lo condiciona la demanda y la cantidad a comercializar”.
 
En busca del equilibrio
Lo que sí es seguro es que el pan de la canasta básica, a pesar del esfuerzo, no cubre la más mínima demanda ante otras carencias, tampoco los 5 000 dulces que una vez por semana o las galletas carboneras —cuando tienen con qué— se expenden por el sector estatal a modo de feria. Se percibe desentonadas alianzas entre escasos suministros, endeble gestión y los salarios insatisfechos.
 
Y como atados de manos bien poco se puede hacer, postergar carencias y lugares inhóspitos no resulta oportuno si existen alternativas y posibles contratos que no dejen desamparados a ningún trabajador e incluyan pequeños acápites a favor del comercio minorista, sin más intermediarios que los consumidores.
 
¿Ganaríamos todos? ¿Qué perdemos? El Bloqueo de Estados Unidos existe, y aquí se entiende claro: una Mipyme puede comprar donde el Estado está denegado. Que sean las competencias del desarrollo territorial capaces de encadenar los eslabones que conducen a estas respuestas, e incluir en lo posible encargos sociales, válidos para equiparar posibilidades.
 
Frank Hernández González, director de Economía de la Administración Provincial, asegura el aporte en ascenso de las Mipymes. En diciembre pasado aportaron 29 millones de pesos (las de nueva constitución no ingresan al Estado en un año y los TCP lo hacen pasados los seis meses), en enero y febrero de 2023 más de 30 millones con sólo 67 de las casi 300 que coexisten entre los artemiseños.
 
Buscar un equilibrio entre los actores económicos no lo creo tarea fácil, pero sí urgente. Las oportunidades, reza un viejo proverbio, se ven mejor cuando se alejan.
 
Que existan entonces negocios que abaraten costos, precios competitivos, encadenamientos, y vidrieras que enamoren con tartas de nata, limón, tres leche, bombón y fresa, más tiramisú, ópera, natillas, tartaletas, y cuanto se innove en especialidad, diseño y sabor, para despojar la limitada oferta y alegrar fechas señaladas, pues fiesta que se respete, siempre tiene dulces para compartir.
 
En su aspiración de aportar a la comunidad artemiseña, el Hogar Materno Mariana Grajales de Artemisa, recibió la donación de 50 kilogramos de leche en polvo, importada de España. Y ayudarán también a la dieta de las embarazadas con granos y azúcar, entre otras donaciones.
 
Tomado del artemisadiario 

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