El trece de agosto, allí,
en los predios orientales,
nació un niño con iguales
inquietudes que Martí.
Se hizo retoño mambí
desde que estaba en la cuna.
No añoraba más fortuna
para futuras hazañas
que el aire de las montañas
el Sol, la tierra y la Luna.
Trece de agosto, era un día
como todos los demás.
Un niño, otro niño más,
de inmediato llegaría.
Lo que sí nadie sabía
que a partir de su llegada,
con la esperanza cifrada
en su propia intrepidez,
veintiséis años después
asaltaría el Moncada.
México, el Granma, la Sierra
y el triunfo definitivo,
marcaron el objetivo
del reinicio de la guerra.
La tierra, la pobre tierra,
herida por el Zanjón,
tuvo su liberación,
porque con el niño aquel
que le pusieron FIDEL,
nació la Revolución.
Tomado del artemisadiario
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
El administrador del portal se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.