Puede que mi amor incondicional por Artemisa venga de aquella sensible historia fundacional, tras “albergar” por un incendio en abril de 1802, a muchas familias de los Barrios de Jesús María y Guadalupe, vecinos de la otrora Ciudad de la Habana, o tal vez por lo distintivo de vivir cerca de un cafetal como Angerona o enorgullecerme de otro Monumento Nacional como el Mausoleo.

 

A menos que una nueva cepa empezara a recorrer el mundo y llegara a Cuba —y no parece muy probable, por ahora— y los índices de inmunidad de la población empezaran a caer —y se trabaja para que no ocurra—, en las próximas semanas debe mantenerse estable el nivel de casos confirmados y fallecidos por COVID-19 —y con tendencia al descenso—.