El mito de que nuestra población más joven parecía estar blindada contra la COVID-19 se ha ido derrumbando mientras avanza el tiempo en esta lucha por la vida: estadísticas de rigor, tomadas desde el inicio de la pandemia hasta el 22 de mayo pasado, muestran que ha habido un incremento sostenido de las niñas, niños y adolescentes infectados por el nuevo coronavirus.