Mucho hemos aprendido en Cuba desde que en marzo de 2020 se detectó el primer paciente positivo a la COVID-19. Escenarios epidemiológicos diversos, y en ocasiones sumamente complejos, implicaron comenzar a desarrollar acciones que nos permitieran identificar cambios en la circulación del virus y qué incidencia podían tener entre la población cubana.
Si bien la circulación del virus y sus variantes en nuestro país ha estado inevitablemente marcada por el comportamiento de la epidemia en el mundo, el control que hemos logrado sobre la enfermedad y el estado inmunitario de nuestros pacientes son fortalezas que nos ubican en un mejor momento epidemiológico.
No obstante esa realidad, el alza de contagios que se ha producido en los últimos días es una clara alerta a nuestra población de que la COVID-19 no ha desaparecido. Que sus síntomas sean más leves en quienes se contagian y hayamos podido retomar las actividades cotidianas en el país en condiciones sanitarias más favorables, no es motivo para descuidar acciones que todos conocemos constituyen garantías para el control de la enfermedad.
Las cifras de la última semana —la número 51 del año— muestran que respecto a los anteriores siete días el reporte de casos en Cuba creció en un 53,7%: fueron 196 los pacientes confirmados, aunque sabemos que no todos los casos son diagnosticados debido a la evolución favorable que tiene la mayoría de los enfermos. En siete territorios —La Habana, Matanzas, el municipio especial Isla de la Juventud, Mayabeque, Guantánamo, Villa Clara y Artemisa— se concentra el 80,1% de los casos en este periodo.
Aun cuando no son cifras alarmantes, si las comparamos con otros escenarios epidemiológicos vividos en el país, y en estos momentos el 98,6% de la población vacunable tiene completo su esquema de vacunación, resulta imprescindible reforzar varias de las medidas que están contenidas en nuestro Plan de enfrentamiento al virus.
En tal sentido, llamamos la atención a nuestra población —ante la aparición de síntomas respiratorios— sobre la necesidad de acudir a los servicios de Salud, así como adoptar las medidas de distanciamiento y protección personal en el hogar, donde es imprescindible extremar la higiene individual y colectiva, dando máxima importancia al uso del nasobuco y al lavado de las manos.
Atentos ante la evolución del dengue
Otro tema que es de constante atención en el país es la evolución de la epidemia del dengue, de cuyo control también depende la estabilidad sanitaria en el territorio nacional.
Si bien las cifras de contagios durante las últimas semanas muestran un comportamiento más favorable de la enfermedad, ello no significa que ha dejado de ser un riesgo para nuestra población. Téngase en cuenta que al concluir la última semana se constataba transmisión en 13 provincias, 32 municipios y 50 áreas de Salud. Las tasas de incidencia más elevadas de casos sospechosos estaban en Ciego de Ávila, Camagüey, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, Villa Clara, Guantánamo y Las Tunas, con comportamientos por encima de la media del país.
Los estudios de vigilancia molecular del dengue que se han realizado muestran que en estos momentos circulan los cuatro serotipos de dengue, con un predominio del 3.
Como elementos favorables considero oportuno señalar que, respecto a la semana anterior del año, en la número 51 disminuyeron la tasa de incidencia de casos sospechosos de dengue, en un 25,1%, y la focalidad del vector, en un 9,0%. Son 15 las semanas consecutivas en que disminuye la incidencia de casos sospechosos en el país.
No obstante ese escenario, donde se evidencia un control de la situación epidemiológica que vive Cuba, reiteramos que resulta imprescindible el actuar responsable de nuestros organismos y la población.
CUBADEBATE