Al límite de las esperanzas

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Ningún padre está preparado para que el doctor anuncie, después de sobradas evidencias, que su hijo deberá ser remitido a una sala de terapia intensiva. La frialdad que encierran dos palabras obligan a pensar con miedo en las ausencias y colocan al ser humano en el límite de la esperanza. Pero allí, una vez dentro, la compasión se torna diferente, y llega hasta la última célula del organismo.

Un sonido constante marca el ritmo de la vida de forma ondulada, mientras el rostro se esconde entre sondas, equipos o el personal que allí labora. Los separan cristales de la normalidad, aunque no les falta la fe en medio del verdor que prevalece. Todo es pulcro y está preparado, no hay descanso y los minutos de calma pueden convertirse en una extraña pesadilla cuando la vida se le impone a la muerte.  

Con la creación de este servicio en el hospital pediátrico José Ramón Martínez, de Guanajay, la medicina artemiseña ganó en prestaciones inmediatas ante urgencias o emergencias en el territorio. Prevista para ocho municipios, cifra que agrupa la mayoría de la población pediátrica del territorio, la sala dispone de las condiciones necesarias, incluyendo la ventilación y el tratamiento a menores de un año.

“Al principio cuando se inauguró no era la misma de ahora. Nuestros médicos han ganado en experiencias, principalmente en las complicaciones respiratorias. La capacitación es premisa para mantener vivas sus prestaciones en medio de la compleja situación económica por la que atraviesa el país”, refirió Natacha Lara Urgellés, directora del hospital.

“Tenemos un contacto directo y de asesoría con los expertos nacionales de casos críticos, y esa es una alianza a la que jamás renunciaremos pues nos aporta. Hoy tenemos profesionales a la altura, preparados para asumir cualquier contexto, y uno de nuestros médicos se forma en La Habana en un curso de cardiología en aras de establecer una red cardiopediátrica, tan necesaria en la provincia.

“Los últimos meses han sido de mucho ajetreo por el impacto de la COVID-19, cuya incidencia prevalece, pero en particular el alza de arbovirosis, en particular el dengue, con serias complicaciones en los niños. Aunque ya es menor el número de ingresos, tanto en sala de cuidados respiratorios como en la de terapia, insistimos en mantener a buen resguardo a nuestros pequeños.

Tomado del artemisadiario